Hace ya algunos años tuve la espléndida oportunidad de realizar una serie de cursos on line a través de la Organización Mundial de Educadores de Preescolar
(OMEP Argentina), proyecto Educrianza, programa Infanciaenred del portal Educared. Uno de ellos fue "Del gesto a la palabra: la comunicación en los primeros años", cuya actividad final era realizar una reflexión acerca de algún aspecto tratado durante la formación. Yo elegí escribir acerca del afecto en el desarrollo del lenguaje de los niños/as. En mi pequeña bitácora comparto estas líneas. Espero que os gusten :)
(OMEP Argentina), proyecto Educrianza, programa Infanciaenred del portal Educared. Uno de ellos fue "Del gesto a la palabra: la comunicación en los primeros años", cuya actividad final era realizar una reflexión acerca de algún aspecto tratado durante la formación. Yo elegí escribir acerca del afecto en el desarrollo del lenguaje de los niños/as. En mi pequeña bitácora comparto estas líneas. Espero que os gusten :)
"Cuando
el
niño
comienza
a
pronunciar
palabras
da
muestras
del
extenso
camino
que
viene
recorriendo
en
pos
de
la
adquisición
del
lenguaje.
Desde
el gesto a la palabra el proceso se va enriqueciendo. Es decir, que
no se abandonan las formas comunicativas iniciales sino que van
combinando, reorganizando, enriqueciendo y complementando con nuevas
formas de comunicación. Los primeros vocablos infantiles van
sustituyendo los procedimientos y recursos primitivos para ejercer
las funciones que estos cumplan.
Un
nuevo
ser
ha
venido
al
mundo,
un
ser
único
e
irrepetible,
cuya
manera
de
ser,
de
sentir,
de
pensar;
será
fruto
del
entorno
emocional
en
el
que
ha
crecido,
de
las
muestras
de
afecto
que
ha
recibido,
de
las
palabras
de
cariño
y
agradecimiento
que
ha
escuchado
a
las
personas
que
le
han
proporcionado
cuidados
y
que
son
sus
referentes.
Será,
pues,
producto
de
su
bagaje
de
experiencias
significativas.
Es
muy
importante
plantearse
cómo
queremos
que
sea
el
nuevo
ser
que
tenemos
en
nuestros
brazos,
que
de
nuestras
palabras
dirigidas
hacia
ellos
o
pronunciadas
en
su
presencias
dependerá
su
equilibrio
emocional,
su
autoestima,
en
definitiva
su
felicidad.
Es
tan
importante
que
reciba
palabras
de
gratitud,
que
le
hagan
sentirse
protegido
y
deseado
desde
que
está
en
el
vientre,
mirarle
a
los
ojos
desde
la
cuna,
hacerle
sentir
nuestro
calor,
recostarlo
sobre
el
regazo
para
que
pueda
escuchar
los
latidos
del
corazón;
seguir
fortaleciendo
el
cordón
umbilical
interior.
Proporcionar
seguridad
para
que
crezca
confiando
en
sí
mismo
y
sea
un
ser
autónomo.
Es
por
eso
por
lo
que
es
fundamental
satisfacer
las
necesidades
del
niño,
para
que
el
niño
establezca
un
vínculo
afectivo
que
le
ayude
a
llegar
a
ser
en
singular,
separado
de
la
madre.
Por
ello,
la
palabra
va
a
desempeñar
un
papel
fundamental,
porque
son
portadoras
de
presencia,
de
reconocimiento
y
de
sentido.
Las
palabras
ponen
orden
en
ese
caos
de
tensiones
internas,
resuelven.
Son
necesarias
para
la
humanización
del
niño.
Es
muy
importante
hablar
al
niño,
desde
el
vientre.
Si
no
lo
hacemos,
sus
percepciones
se
enlazan
en
su
cuerpo
y
nunca
las
pondrá
palabras,
con
lo
que
no
llegarán
a
simbolizarse.
Así,
si
el
niño
crece
en
un
ambiente
de
calma,
rico
en
estímulos;
le
estamos
motivando
a
que
desarrolle
una
potente
herramienta
que
le
va
a
permitir
descubrir
el
mundo,
a
adaptarse
socialmente:
el
lenguaje.
Es
de vital importancia que la adquisición del lenguaje en el niño se
efectúe desde unos cimientos de afectividad. Patricia de la Torre, educadora infantil.
Una entrada muy interesante. Un saludo.
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